" A ti Merce te encanta que yo te de esta carroña" y otras frases típicas

N° de Control: 
ANEC_0008
Recopilador: 
Mercedes Rivadeneira Hurtado

- ¿Cuál es el predicamento de X?: significaba ¿qué es lo que dice/quiere, esa persona? - Y estos niños Merce: esta frase podía ser dicha en relación a sus hijos pero también a sus nietos o a otros niños. Era quizás una manera de empezar una conversación. - Ese niño esta llorando que alguien le de un plátano: esta frase sus hijos la escuchamos repetidamente durante nuestra infancia. Quien sabe por qué el papa consideraba que un plátano podía consolar cualquier problema infantil. Quizás era porque eran algo escaso en su propia infancia, nunca supimos de adónde sacó esto. - Mira Aurora te tienes que poner automáticamente veís un papelito y tiqui tiqui ti: En los 80´s la Sra Aurora trabajó en la casa como nana, al parecer a veces se le pasaban algunas basuras que había que recoger entonces el papa inventó esta frase que se le quedó pegada para siempre, seguía repitiéndola décadas después de que la Aurora había dejado de trabajar en la casa. - Ricardito, Ricardote: así se refería al nieto Ricardo Rivadeneira Novoa a quien le puso este apodo para distinguirlo del resto de los Ricardos. Ricardito Ricardote ya era el tercer Ricardo (Ricardo Basilio Victor Monreal, Ricardito su hijo y Ricardito Ricardote el nieto). - ¿Y tu pololo? - “¿Y cuánto crees tu que te va a durar ese auto Nuevo?, con que te dure dos días ya es mucho”. Era lo mismo con un teléfono nuevo, un auto nuevo o cualquier cosa que uno adquiriera, el papa asumía que todo se nos rompería altiro. - “Y el finao X…”: el papa hablaba mucho de gente muerta pero muchas veces también decía etso en relación a alguien vivo. A la mama (María Nuñez) le daba mucha rabia que el papa le dijera finao a alguien vivo y esa rabia alimentaba el chiste. - “A ver, llámame a esta niña” - “¿Y Pedrito Merce?” (en relación a su primo Pedro Rivadeneira Vial) - “¿Qué, oye?” - “ ¿Oye por qué no vas y me compras La Segunda?” - “¿Llegó La Segunda?” - “Llámame a tu mama” - “Tiene razón la Merce, Merce” - “Son unas pasiones… terribles” - “¿Cómo dicen?”: lo repetía todo el día, nunca supimos si lo repetía sobretodo porque era un poco sordo o si lo decía simplemente por decir algo o para iniciar una conversación. La mayoría de las veces lo decía después de que uno había terminado una conversación larga de un tema con otra persona, lo que implicaba que había que hacerle un resumen, lo que a su vez llevaba a empezar toda la discusión denuevo. - “Nooo… pero cómo va a ser así” - “¿Pero quien crees tu que puede haber sido? ¿Quién se te ocurre a ti? A ver llámame a Pablo”: había cosas que desesperaban al Papá, principalmente cosas que le daban asco por ejemplo encontrarse con un vaso de bebida a medio tomar en un velador, o ver un closet abierto. En esos casos tomaba a quien anduviera más cerca y lo atosigaba preguntando quién podría haber sido la persona que había dejado eso así. Si el acorralado que muchas veces era alguien que simplemente iba pasando por la escena trataba de zafar llevándose el vaso o lo que fuera de vuelta a la cocina el papa no lo permitía e insistía en llamar incluso por teléfono a todos los posibles sospechosos para “averiguar” quien había hecho eso. En general uno como pasante terminaba enojándose con el y conminándolo a no ser latero y a “no hacer una misa” del hecho. Por supuesto que como su reacción era tan exagerada y como el pasante generalmente no estaba dispuesto a perder medio día averiguando quien era el culpable de dejar un vaso con restos de bebida nadie le hacía caso. Esta escena pasaba al menos un par de veces por semana. - “Mira, por qué no te cambias esa ampolleta” , “Bueno pero tráeme una ampolleta y seguimos conversando”: podía haber cosas muy importantes que hablar o que hacer pero era imposible tener la atención del papa si había ampolletas malas en alguna lámpara a la redonda. - “Y cuando tu no tenías idea de…”: esto en general venía seguido de algo de lo que uno sí tenía idea, a veces daba rabia pero como ese era el efecto que el papá quería provocar lo major era hacerse el tonto. - “Y Mister Israel?”: Cuando uno conversaba con el papá de cosas que no fueran el el campo, política o leyes, uno rara vez podia tener la certeza de que estaba escuchando, tanto porque era medio sordo como por distracción o falta de interés, pero de vez en cuando cuentos sin importancia o más bien fragmentos específicos de ciertos cuentos que uno contaba se le quedaban pegados literalmente para siempre. Por ejemplo la Lela en XXx básico contó que una compañera suya la Carolina Vita había creído que le habían pedido pololeo pero que en realidad según el supuesto pololo el nunca se habia pronunciado… el papa décadas después de que la Lela contara esto seguía acordándose de la Carolina Vita y riéndose con el cuento. Una vez cuando yo estudiaba de inetrcambio en Londres le conté de uno de mis profesores de allá, Mr. Jonathan Israel, quien hacía el curso sobre preenlightenment thinkers y le conté que en el curso de Mr Israel había unos alumnos con peinados y tenidas rarísimas. De ahí en adelante el papa periódicamente me decía ¿Y Mr Israel? O años después, de la nada me decía ¿Y esos compañeros tuyos en Londres con unas pintas rarísimas, que se despertaban temprano a peinarse de una determinada manera? -“ A ver, ven a verme mientras me baño en la piscine”: al Papá le gustaba bañarse en la piscina de Santiago o de Roma. Siempre que se bañó hizo el mismo chiste. Se metía a bucear y se paraba con las manos en el suelo de la piscina y las patas en alto saliendo para afuera del agua. Las cañuelas flacas y albas de lo puro blancas saludaban al espectador que normalmente era cualquier niño que anduviera deambulando y cuyo rol era celebrarle el chiste. Se le insistió mucho que el chiste era fome pero nunca dejó de hacerlo. - “¿Y la Becky?” (amiga mía de Londres) , “¿Y Jeremy Bentham?” (filósofo y fundador de UCL en Londres) - “Y tus amigos sacados del tarro de la basura?” (amigos míos que a los 18 años andaban mochileando en balnearios de la zona central y fueron un día un poco desastrados a tomar té a la casa de Algarrobo) - El papá gozaba mucho acordándose de sus propias salidas o comentarios y gozaba acordándose de cosas que el hacía que habían sacado de quicio a alguien. Por ejemplo una vez estábamos comiendo en el comedor con todos y había varios amigos de mis hermanos, yo debo haber tenido unos 14 años y el día antes le había pedido plata al Papá para ir a la peluquería a depilarme. Al día siguiente en plena mesa del comedor delante de todos, de una esquina a otra de la mesa delante de todos los amigos de mis hermanos me pregunta bien fuerte: “Y? ¿fuiste a depilarte?”. Yo creí que me moría de verguenza. Cuando se fueron los “invitados” lo fui a retar y eso fue lo peor que pude hacer. No sólo se rió a carcajadas de su propia metida de pata sino que después para siempre se le quedó pegado el cuento y lo contaba delante de todos.