Biografía

Ricardo Rivadeneira Monreal, nació el 14 de junio de 1929 en Santiago, en casa de su abuela materna Emma Gallardo. Hijo de Javier Rivadeneira Palacios y de Beatriz Monreal Gallardo, casado con Mercedes Hurtado Vicuña con quien tuvo ocho hijos. En la sencillez de la vida de campo y el aprecio por la naturaleza, su niñez transcurrió entre el internado del Colegio de los Hermanos Maristas de San Fernando y Rancagua, el Fundo Roma y la casa familiar de calle República en Santiago, donde vivían sus padres y sus cinco hermanos.
 
Una vez terminadas las humanidades, ingresó a la Universidad Católica a estudiar Derecho; su memoria versó sobre “Las limitaciones del poder constituyente en la elaboración de la norma constitucional” la cual obtuvo la calificación máxima.
 
Contando con veintidós años, en el Gobierno del Presidente Ibáñez, fue Secretario del Ministro de Hacienda Jorge Prat. En 1963 ingresó al Consejo de Defensa del Estado donde permaneció durante 33 años.
 
En 1967 se traslada a Madrid donde realiza estudios de postgrado en Derecho en la Universidad Complutense.
 
Durante el Gobierno del Presidente Salvador Allende, Ricardo Rivadeneira formó parte de la Comisión Chilena del Cobre donde, junto a un equipo, le correspondió negociar los intereses de Chile en diversos juicios iniciados por países europeos en el marco de la nacionalización de dicho metal. Cabe mencionar que sus amplios conocimientos de Derecho Positivo, le permitieron una excelente defensa en los Tribunales de Hamburgo poniendo en práctica la “teoría de especificación” lo que benefició en forma importante los intereses de Chile.
 
En 1980 Mónica Madariaga, Ministra de Justicia, lo designó para formar parte de la Comisión que tenía por objetivo preparar los anteproyectos de las Leyes Orgánicas Constitucionales, tomando parte activa en la redacción legislativa.
 
En 1982 Ricardo Rivadeneira trabajó intensamente por el retorno de los exiliados al país, en la Comisión especial del Exilio, que tenía por objeto estudiar y proponer al Presidente de la República, las resoluciones sobre la situación de las personas que tenían prohibición de ingresar al país. Su participación consistió en estudiar el expediente de cada afectado y la redacción del informe final, siendo esto, el comienzo para conseguir el término de esa injusta práctica.
 
Importante fue su participación en Comisiones de Servicio destacado en el Ministerio de Relaciones Exteriores para contribuir con la solución a los conflictos limítrofes con Argentina y posteriormente con Bolivia.
 
En 1985 en pleno Gobierno Militar se firmó el Acuerdo Nacional impulsado por el Cardenal Juan Francisco Fresno, la participación y los esfuerzos realizados por Ricardo Rivadeneira desde principios de los ochenta fueron relevantes, transformándose con ello en un actor indiscutible en la consolidación de la democracia en nuestro país.
 
Criticó abiertamente las violaciones a los derechos humanos, y en momentos en que se negaban, luchó por develar la realidad y crear conciencia sobre estos delitos de lesa humanidad.
 
Su firme convicción de que era necesario recuperar la democracia lo hizo no escatimar esfuerzos para lograr reconstituir los Partidos Políticos, tanto en materia legislativa como en la unión de los partidos de centro-derecha, Unión Nacional, Partido Unión Demócrata Independiente (UDI) y el Frente Nacional del Trabajo.
 
A raíz de la dictación de las Leyes Orgánicas Constitucionales y en particular de la Ley Orgánica Constitucional Referida a Elecciones, Plebiscitos y Escrutinios y por otra parte a la necesidad de legitimar los procesos eleccionarios por parte del Tribunal Constitucional, se vio la necesidad de dictar la Ley de Partidos Políticos para que los representantes de estas colectividades acreditaran el proceso eleccionarios. Consecuencia de ello fue la formación de Renovación Nacional.
 
Por iniciativa de algunos miembros de la Derecha Chilena se le pidió a Ricardo presidir el partido, cargo que desempeñó hasta fines de 1987. El nombre de Ricardo era garantía de ecuanimidad, espíritu democrático y sabiduría política. Sin embargo para otras facciones de la Derecha, Ricardo era una persona ajena a ambiciones políticas lo que garantizaba que no entorpecería los intereses políticos de otros actores. Cabe destacar su posterior participación en el año 1989 en la Comisión que logró un acuerdo para realizar las reformas constitucionales necesarias para el país.
 
Más tarde cumplió funciones como Vicepresidente de la entidad y miembro de la Comisión Política.
 
En el período 1991- 1993, fue elegido Presidente del Colegio de Abogados siendo una de sus preocupaciones impulsar la recuperación del control ético del ejercicio de la profesión. También fue impulsor del Proyecto de Ley sobre la materia.
 
 Promovió el estudio y análisis de la reforma de la administración de la justicia. Dio especial importancia a mejorar las acciones preventivas contra la delincuencia terrorista, las que aseguró deberían ser realizadas por organismos de seguridad, respetando las normas del estado de Derecho.
 
Luego de la elecciones de 1989 en que triunfó Patricio Aylwin se vio la necesidad de establecer instancias de diálogo político y de reconciliación nacional. El Presidente Aylwin le ofreció participar en la Comisión Verdad y Reconciliación, lo que no aceptó privilegiando los intereses del partido.
 
Durante los gobiernos de la Concertación, de Aylwin, Frei y Lagos, Ricardo Rivadeneira tuvo participación en diversas Comisiones redactoras de cuerpos legales específicos en relación con Etica Pública, Familia, Pueblos Originarios y Mujer.
 
Le correspondió asumir la defensa del general Pinochet en el antejuicio de desafuero por los atropellos a los derechos humanos. Su convicción era que Augusto Pinochet tenía derecho a un debido proceso lo que también estaba consagrado en tratados internacionales. El argumento de Ricardo Rivadeneira, ajustándose a la evolución del Derecho Penal y del Derecho Procesal Penal, es que el debido proceso vinculado a temas de derechos humanos, debe contar con las condiciones adecuadas de salud del acusado para dirigir su defensa.
 
Los últimos diez años de su vida estuvo aquejado de una enfermedad que lo llevó a disminuir su participación pública. Sin embargo, mantuvo su interés por la lectura, con especial dedicación por lo contingente y la Historia de Chile. A menudo compartió sus opiniones con ocasión de la vida familiar en su casa de Santiago y en la del campo. La llegada de los nietos la vivió con mucha dedicación preocupándose especialmente en el campo de mantener la tradicional casa familiar, y procurar los elementos campesinos para que todos fueran incorporándose a la vida colchagüina.
 
Digno de destacar es el modo como enfrentó la enfermedad. Tuvo paciencia, sencillez, ausencia de drama, humanismo. Lo que en definitiva develaba una esperanza no exenta de dolor pero siempre con una nota de humor, de alegría. No fue un hombre que temiera a la muerte o al dolor.
 
Falleció en su casa el 13 de junio de 2011 rodeado del cariño y admiración de los suyos.